lunes, 16 de enero de 2012

Cuando te toca, te toca

Y no hay más vuelta de hoja. El día que nos dijeron que Nicolás tenía una enfermedad hematológica rara llamada Inmunodeficiencia Combinada Severa que ocurre a 1 de cada 500.000 niños, no me planteé por qué a él, por qué a nosotros. Sé que es extraño, que lo normal sería echar el grito al cielo y no dejarse de preguntar por esa fatídica casualidad, pero no lo hice.
Además en nuestro caso no había habido ningún antecedente familiar, lo que aún es más raro, ya que entonces ya no es que fuera algo poco probable es que era casi imposible.
Y sin embargo sucedió.
Por qué un bebé sano y completamente normal de repente estaba entre la vida y la muerte por una neumonía devastadora, por qué le había tocado una enfermedad cuyo único tratamiento posible era un trasplante de médula, por qué esa médula costó tanto de encontrar, por qué le tardó tanto en prender, por qué las defensas nunca le terminaban de subir, por qué.
En todo este proceso siempre han sido muchos los por qué, y sin embargo nunca hemos pretendido obtener respuesta. Simplemente nos tocó. Y hemos aceptado nuestro destino, viviendo constantemente en el borde de un precipicio, y sin embargo sintiéndonos afortunados de las oportunidades que la vida nos está regalando.

1 comentario:

Javier Álamo dijo...

Y como te cambia el chip y como te das cuenta lo que realmente importa en esta vida y que lo demás es toltamente secundario. Madre mía....