miércoles, 6 de junio de 2012

Otras maratones menos conocidas

Por ejemplo la de mamá, que cada día corre que vuela con su bólido rojo de vuelta del trabajo, pensando sólo en la carita sonriente de Nicolás y en sus frasecillas de lengua de trapo.

Y un ritual que se repite siempre que papá está de viaje y que suele ser dos de cada cuatro semanas, y que es el de llegar chirriando rueda a eso de las 8 de la noche pasadas, aparcar y salir pitando a casa de los padres de papá que van a buscar al peque al cole si están por aquí, recogerle, ir a comprar el pan y las cuatro cosas imprescindibles que falten, bañarle, poner en marcha la cena mientras le embadurno de cremas y demás potingues al más puro estilo spa, colocarle el pijama y finalmente darle la cena mientras vemos Bob Esponja.

Y finalmente, a eso de las 10 de la noche (pasadas), consigo lavarle los dientes y acostarle y, si queda una pizca de energía: malcenar sola viendo alguna peli del plus. Con suerte es posible que me quede media horita libre para leer, navegar o incluso trabajar si toca.
La noche luego transcurre rápido, Nicolás mediante (que no sueñe, que no me llame pidiendo agua o cacota, etc etc).
Y aún así: benditas noches y bendita rutina diaria.

Buenas noches!


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