Hola. De nuevo han tenido que pasar unos días para que en casa cojamos el teclado.
El fin de semana pasado hicimos una salida familiar muy especial, a un sitio que significa mucho para nosotros desde hace ya cinco años.
Nicolás ya estuvo cuando apenas tenía días, y han tenido que pasar tres años y muuuuuuchas más cosas para volver, felices de nuevo, en un día radiante de sol que más parecía de primavera que de invierno.
Nos agasajaron con un caldito, con buen vino y buen jamón y con unos bocados de buey que Nicolás devoró a dos carrillos. Y todo en la cocina, entre fogones y cacerolas, y con todo el estrés de un día atareado en el negocio familiar pero sin que nuestros anfitriones dejaran de atendernos con el mayor mimo y cariño.
Nicolás se lo pasó pipa viendo cabras, gallinas y caballos, y persiguiendo a los dos cockers de los propietarios.
Después del vermut, marchamos con un hasta luego. Sabemos que en ese lugar siempre nos recibirán con los brazos abiertos y por eso siempre acabaremos volviendo.
Un abrazo enorme a los O.P.
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