Vaya, después de dos meses largos disfrutando de un espacio y un tiempo libres de virus, con esta primavera loca loca que nos acecha han vuelto los malditos bichitos a llamar a la puerta...
Primero caí yo. Y sucedió después de Sant Jordi, lo debí pillar en el patio del cole, entre la obra de teatro y la chocolatada. Así que estuve toda la semana con un buen trancazo, fiebre incluída. Al trabajo no falté porque soy así de chula.
Nicolás entonces empezó también con moquitos y algo de tos. Y una semana después, se le pasa al oído.
Sí, sí, al más puro estilo Clemente, lo que viene siendo común en mi familia: somos de oídos delicados, sobre todo de peques, qué le vamos a hacer.
Y Nicolás, como buen Clemente, y como ya le precedieron sus primos David, y antes Ana, y Javi, y antes que ellos incluso Mariano, su tío Javi y una servidora: mami, pues eso, como buen Clemente: tiene buen oído pero también de mírameynometoques. Lo mismo que su prima Valeria.
Cualquier catarro acaba en una otitis de consideración y eso que el tío es fuerte y para quejarse tiene que estar aquello en fase aguda pero bien aguda.
Con lo que nada, desde ayer a régimen de dalsy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario