Justamente esta última semana que hemos estado más desconectados del Submarino de Leo, tranquilos como estábamos de que todo estaba yendo bien, con sus neutrófilos y linfocitos creciendo cada día más, con el 100% de células del donante y sin haber hecho ni fiebre ni nada en todo el proceso, y resulta que nos tenemos que enterar por otra mamá que ha cogido un bichito que provoca infecciones agudas de las que luego pueden dar lugar a sepsis.
En casa nos quedamos helados. Porque Leo forma parte de nuestras vidas, como Cassià y Mohamed y Víctor y tantos otros, porque hemos compartido los mismos sentimientos, y miedos, y angustias, y soledades, juntos en el tiempo o en el espacio que dirían en "Airbag".
Pero todo va bien. Leo está en la UCI para controlarle mejor, sin fiebre ya, y peleando duro contra el dichoso bichito. Prontito le tendremos de vuelta al Submarino, y poco después le tendremos de vuelta en casa, y así, pasito a pasito, irá saliendo a la superficie hasta ser casi casi como cualquier otro niño "normal".
Mejor que "normal", porque estos niños nuestros son excepcionales de verdad. Son un regalo del cielo para nosotros, sus orgullosos y abnegados papás.
1 comentario:
No puedo estar más de acuerdo. Nuestros niños son una bendición
Publicar un comentario