domingo, 26 de febrero de 2012

Una noche de Oscar

Es gracioso que desde que nació Nicolás la noche de los Oscar me recuerda a él, a nosotros dos.
Nicolás nació la noche de la Tamborrada de 2009 y desde entonces y hasta nuestro cambio de vida, con el ingreso precipitado en la Mútua y a partir de ahí lo que ya sabéis, todo fueron noches dulces.
Mientras estuve de baja de maternidad, nuestra vida era muy sencilla. Mis horarios eran los mismos que los de él. Dormíamos de día, horas sueltas, y luego nos activábamos de noche, él se despertaba, me llamaba a su manera y entonces los dos nos veníamos al sofá a la hora que fuera. Rodeados del silencio de la noche, cuando todos los vecinos y toda la ciudad duermen, incluso dormía papá, como un auténtico ceporro, y así nos quedábamos los dos mano a mano cada noche.
Empezamos viendo el baloncesto, la NBA de Carni, en aquel tiempo me sabía los diferentes nombres de las franquicias y su correspondencia con las ciudades, incluso me había aprendido los dos o tres jugadores mejores de cada equipo, y disfrutaba viendo los partidos mientras Nicolás comía, dormía o simplemente me miraba. Y el All Stars, y los mates de Rudy o el juego de Gasol.
Y luego vino la noche de los Oscars, tal noche como hoy hará ya tres años. Fue la noche de Slumdog Millionaire, de Kate Winslet y del reconocimiento póstumo a Heath Ledger.
También recuerdo la especie de baile estilo bollywood que hicieron al final aprovechando el premio a mejor B.S.O. de la super-premiada Slumdog.
Y a esto, Nicolás dormía en mis brazos, satisfecho, y con su sonrisita de pillo. Una noche de Oscar, secreta y especial, en una casa y una ciudad cualquieras.

De nuevo conectados!

Ufff qué de cosas hemos hecho estas dos últimas semanas. Para empezar hemos estado las dos semanas sin conectarnos (ni yo ni Nicolás) por eso los que nos seguís habréis visto que no había entradas.
La semana pasada fue la semana de Carnaval. Y Nicolás y los otros compañeritos no pararon. Cada día tuvieron que ir de una cosa distinta y claro, las mamás a mandar.
Imagino que habrá mamis que son mañosas y/o tengan tiempo, pero yo le hice la mitad de disfraces con tijeras y papel pinocho, y no te creas que incluso así ya me costó lo mío.
A ver si mañana o más tarde os cuelgo las fotos de los distintos días porque Nicolás estaba muy gracioso.
El último día, que fue viernes, fueron disfrazados ya por libre y ahí aprovechamos para ponerle el super-disfraz sorpresa (eso sí, comprado) y fue muy divertido verle, desfilando con él, metiéndose totalmente en su papel. Luego el fin de semana también se volvió a disfrazar con su prima y estuvieron todo el día jugando con los disfraces.
Pero no todo en estas dos semanas ha sido tan divertido.
El miércoles 15 tocó revisión en Sant Pau que como sabéis significa madrugón, pinchazo, analítica de tubitos y más tubitos y luego toda la mañana de espera hasta que la Super-Doctora pudo atendernos.
Otro día que yo no pude quedarme. Estuve con mis chicos en la analítica y luego me tuve que ir a trabajar. Pero como siempre vino mi padre a sustituirme y a entretener al peque.
Con las prisas tampoco pude ir a visitar a Leo y a su mamá, pero ya sé que están bien. Su mamá me dijo que tienen un cordón flamante 9/10 que es casi casi perfecto y que ya han empezado el acondicionamiento, y eso ya es de celebrar! Creo que están en el día -6....así que ya queda menos!!!
Ah y Nicolás estuvo un poco malito esta semana, sin fiebre ni nada pero con dolor de oídos, así que le dimos el antibiótico que nos había recetado la Super-Doctora y decidimos darle fiesta esta semana y que se recuperara en casa de los yayos. Nos fuimos los dos allí, y por eso tampoco me había podido conectar hasta hoy.
A disfrutar lo que queda de domingo!!

miércoles, 8 de febrero de 2012

Llamadme Jaus, Nicolás Jaus

Bueno, ya he cenado, y mamá me deja conectarme un poquito antes de ir a dormir para acabar de explicaros lo mucho que me gusta jugar a médicos.
Y es que cada vez empecé a sentirme mejor con los doctores. Al principio me asustaban pero es que venían a verme cada día (menos en fin de semana que hasta las enfermedades descansan) y aunque era "la visita del doctor", me divertía, y veía a personas diferentes, que no siempre mamá.
La Super-Doctora me levantaba con cuidado  o me sentaba o me tumbaba. Y hoy cuando la vemos, una vez al mes, sigue haciendo lo mismo. Es muy graciosa y muy alegre. Los dos Doctores que la ayudan también son muy simpáticos, el más joven es muy cariñoso, y el que no es tan joven es de fuera y es muy tranquilo.
Y claro, estas Navidades Papá Noel le trajo a mi prima Vava un maletín de médico y claro yo no pude evitar ponerme con la jeringa a ver si atinaba y me tocó perseguirla por toda la casa.
El otro día en la guarde Judith nos dejó otro maletín. Y lo mismo. Muchos niños no saben cómo jugar con la mitad de cosas y yo soy un experto! Hasta enseñé a mi amiga Júlia (Juliam) a escuchar con el "fonendo" que ya os dije que es como un tirachinas que se pone en los oídos.
Igual de ésta salgo como House que yo no sé quién es pero mira, me mola el nombre. JAUS, DOCTOR JAUS.
Bona nit!

La visita del doctor

¿Os he dicho que me encanta jugar a médicos? Sí. Ya en mi cámara estéril de Sant Pau apuntaba maneras.  ¿Qué otra cosa hacer si no? Además, hasta los 6 meses nada: alguna que otra revisión rutinaria, vacunas y ya, pero es que de repente me ingresaron, y primero un hospital, luego solito en otro hasta llegar a Sant Pau, y siempre médicos arriba, médicos abajo. Pon vía (vía es cuando te pinchan muchas veces hasta encontrarte una vena gordita que sirva para todo, para sacarte sangre pero también para meterte medicinas). Saca vía. Placas de pulmón, que me dejaban solito en la habitación y hasta mamá me tenía que dejar y asomarse por la ventanita. Jarabes. Dulces. Amargos. Pegajosos. Densos. Venga palparme aquí y allí. Y auscultarme (eso sí que mola). Y no uno, no, todos los doctores del mundo allí conmigo, rodeándome en la habitación, con sus máscaras y sus batas, y sus manos frías recién lavadas. Que si toma tensión. Que si toma la temperatura. Que si a poner sonda. Catéter, que es como una vía pero más larga y que llega hasta el corazón o hasta una vena gordita que tenemos en la pierna, y que ésta te dura puesta mucho, muchísimo, casi todo el tiempo, salvo si como a mí se alarga demasiado (el tiempo) y la tienen que cambiar (el catéter). A mí me pusieron dos de ésos. Uno en la pierna en San Juan de Dios mientras estuve dormido y por eso no me acuerdo y luego me quedó una pierna más gordita que otra, hay que fastidiarse, pero ya las tengo iguales. Y otro en Sant Pau que alcanzaba al corazón y que te tenían que curar una vez a la semana para que no se te infectara. Ahora tengo unas marcas en el hombro y mamá me dice que cuando sea mayor me encantará enseñarlas, porque serán como heridas de guerra.

viernes, 3 de febrero de 2012

Nuestro pelón peleón

La historia de los "pelones peleones" es una historia de superación, de vida y sobre todo de tenerlos bien puestos. Un grupo de pacientes en espera de trasplante de médula o ya trasplantados han decidido poner voz y letra a su lucha personal. Son chicos y chicas ya adultos, y que han madurado más a fuerza de luchar por seguir adelante, más penosa su lucha al ser tan conscientes de su situación.
Da igual cuál es su enfermedad, leucemias, aplasias, inmunodeficiencias, y sus acondicionamientos, las sustancias químicas o tratamientos que les acaben salvando la vida.
Ainara, Janire, Mari Carmen, Víctor...son algunos de esos pelones. 
Luego están los peques, que vienen pisando fuerte. Lucas. Nicolás (de Madrid). Leo. Javier. Cassià y por supuesto nuestro Nicolás, el de Sant Pau.
Algunos ya están curados y haciendo vidas normales. Otros están en ello. Unos pocos están en puertas. Y luego están los que vendrán.
A Nicolás ya le salió de nuevo su pelito rizado precioso, y ya es un niño como todos.  
Ahora nadie sospecharía que nuestro Nicolás es un pelón peleón, un luchador nato, un campeón, un pura sangre.
Pero lo es, y con orgullo. 

miércoles, 1 de febrero de 2012

Dulces sueños

Mamá sueña. Mamá sueña que duerme seguido muchas horas. Hace tres años que no duerme ni seguido ni muchas horas.
Sueña que cuando despierta hace sol. Y caloooooor. Que es fin de semana y no toca madrugar. Que no hay ni coche ni la hora de atasco para arriba ni la hora de atasco para abajo. Ni peajes. Ni malos humos.
Que entra ella a mi cuarto despacito a darme un beso de buenos días. Sueña que el primer café de la mañana viene acompañado de "crusanes" con mantequilla, y con periódico, y sin prisas. Y sobre todo con mucho cariño.
Sueña que no la reclaman. Que le cuidan. Que le dan mimitos.
Y sueña que me cuida, que me da mimitos, sin estar pendiente del reloj.
Sueña con un masaje larguísimo. A la pobre le duele el cuello y la espalda y los hombros. Lleva tres años conmigo encima como un koala.
Sueña con una siesta de dos horas. Con una tarde cálida de paseo conmigo de la mano. Con pan con chocolate. Y con una hora decente de vuelta a casa.
Con salidas a la montaña y con un buen libro junto a la chimenea.
Mamá sueña con darme besitos todo el día y que se los demos a ella. Y con regalitos sorpresa, bonitos y sencillos. Con un mundo tranquilo. Con todos los que nos quieren tanto, y con personas sin sed de venganza ni egoísmo.
Sueña con tiempo.
Sueña por soñar, sin ambiciones.
Porque todo lo demás lo tiene. Me mira y me sonríe, satisfecha.